DESOLACIÓN TRAS MISERIA


El 12 de enero de 2010 a las 04:53:09 PM hora local al epicentro (a unos 15km de Puerto Príncipe, capital de Haití) se registró un terremoto de 7.0 grados de intensidad. De acuerdo a los datos estadísticos es el más fuerte registrado en los últimos 200 años.

Hasta el momento no se tienen datos exactos o cercanos a los reales de la cantidad de muertos que dejó este terremoto. Algunos 'expertos' hablan de 50,000, otros de 100,000. Ahora he escuchado hablar que pueden ser hasta 200,000. Solo el tiempo dirá realmente cuantos hermanos Haitianos han perdido la vida.


Un país sumido en la miseria y lo que eso conlleva (delincuencia, conflictos internos, precariedad de instituciones públicas, falta de institucionalidad, informalidad en casi todas sus oficinas gubernamentales, etc.). Con esto no digo que todo país que presente algún índice de miseria deba necesariamente presentar estos indicadores, pero en este caso sí.

Además de lo antes descrito, este pequeño país ha sido, muchas veces, azotado por desastres naturales que casi siempre han tenido a Haití en una suerte de etapa de 'reconstrucción eterna'. Personalmente me causa mucho pesar contemplar las imágenes que nos muestran de los edificios destruidos, personas muertas amontonadas en las calles, madres e hijos llorando por haberlo perdido todo y peleas a muerte por un poco de agua y algo de comida.






En el evangelio de San Lucas capítulo 21, desde el versículo 7 dice:
21:7 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?
21:8 El entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Más no vayáis en pos de ellos.
21:9 Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente.
21:10 Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;
21:11 y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
21:12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.
21:13 Y esto os será ocasión para dar testimonio.
21:14 Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa;
21:15 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.
21:16 Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros;
21:17 y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre.
21:18 Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.
21:19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.
21:20 Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
21:21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.
21:22 Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
21:23 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.
21:24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.
21:25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
21:26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
21:27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
21:28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.

Las profecías mencionadas en la Biblia se han dado para que se cumplan y están cumpliéndose una a una. Algunos podrán decirme que estos eventos naturales tales como: guerras, hambre, terremotos, pestilencias y grandes señales en el cielo siempre han existido. Solo respondo que están en lo cierto, pero que las intensidades o frecuencia de estos eventos serán cada vez mayores y más visibles para todos nosotros.

La ayuda internacional ha sido completamente admirable. Se han utilizado nuevos mecanismos para la recaudación de dinero a través de las páginas sociales, lo cual da mucho gusto que sea un excelente medio para concretar acciones buenas por el bien de nuestros semejantes que pasan por situaciones de angustia y desolación.

Hoy leí un reporte periodístico donde manifestaban que el costo para la reconstrucción de Haití ascenderá aproximadamente a unos US$10 mil millones (US$10,000,000,000.00). Una suma realmente alta, pero considerando que los países del primer mundo están saliendo de una de las peores, por no decir la peor crisis económica de todos los tiempos, es una ardua tarea para poder ayudar a Haití. Pero lo más importante es que la población Haitiana tenga la voluntad de ser ayudados, participar activamente para mejorar su forma de vivir en armonía con sus compatriotas, seguir un plan a largo plazo para salir de la miseria, y convertir a este país en un ejemplo de superación después de pasar una tragedia como la ocurrida.



Temprano por la mañana vi en las noticias algunas imágenes donde helicópteros de las fuerzas armadas americanas aterrizaban en el palacio de gobierno en Puerto Príncipe. Esperamos que esta ayuda humanitaria no sea utilizada como un caballo de Troya y se convierta en una ocupación permanente de este territorio libre por parte de cualquier país que tenga esas intenciones.



Espero que los sobrevivientes a esta catástrofe busquen la paz espiritual acercándose a Dios, que es lo más importante para tener una brújula y mirar hacia adelante. Sé que algunos pensaran que Dios se olvido de ellos en estos momentos, pero hagámonos las siguientes preguntas: Tenemos presente a Dios cada uno de nuestros días? Acaso el se olvido de nosotros o nosotros nos olvidamos de Él?

Hasta pronto.


















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